Wednesday, August 13, 2014

De vivir muchas vidas

Y qué tal si los budistas y todos los que hablan de vivir una vida tras otra están equivocados y en realidad no necesitáramos perder el cuerpo para morir y revivir. Qué tal si fuera una metáfora para explicar cómo evolucionamos en el mismo. Qué tal que tuvieramos la capacidad para ser uno distinto cada determinado periodo de tiempo. Y qué si pudieramos tener muchas profesiones, muchos trabajos, muchos amigos distintos, hogares distintos, un amor de la vida por cada vida. Si fueramos como camaleones y nos deslizáramos por las vidas experimentando conciencias distintas... Porque YOL1000L

Tuesday, August 5, 2014

Del amor y otros embrollos

El amor en todas sus formas es definitivamente difícil de definir, si es que es posible.

Hay quien las vive todas y hay también quien elige una y ahí se queda, a veces satisfecho y a veces con ganas de explorar alguna de las otras. Hay quienes creen que no son formas, sino una cuestión evolutiva de la misma cosa.

Está el amor de adolescente, ese que es ciego y está lleno de hormonas, ese que no le importa si el otro trabaja, si tiene adicciones, si tiene mañas, si es impuntual, si es feo, si le falta un ojo, si es nini o si tiene planes para el futuro... En fin, el que no se fija porque vive de la ilusión de la inocencia y los cuentos de princesas de Disney, de las antiguas.

El amor sin sexo, a veces es el mismo que el adolescente, y puede estar lleno de tabús y miedos, a veces es ese que está obsesionado por alguien que no lo corresponde, entonces sería inadecuado llamarlo amor porque el amor no es obsesivo... Dicen...
Y está el que ama pero vive bajo ciertas ideologías que restringen el sexo y lo transforman en tabú y lo entrega todo en mente y espíritu, esperando que las cosas cambien cuando por fin en la noche de bodas se consuma el amor en el acto físico bajo la sábana con hoyito.

El sexo sin amor, este puede estar lleno de culpa, o no, cuando no es así entonces es este momento lleno de endorfinas, ejercicio sano y otras hormonas, como cuando vas a correr con alguien al parque, lo disfrutas sin pesar, sin esperar nada a cambio, sin futurear, viviendo el momento, vaya, uno con uno mismo en una recreativa actividad compartida. 

Ahora que el sexo sin amor mezclado con los tabús del estigmatizado, esa sí es una mala combinación, es como tener antojo de una tostada de ceviche y comerse una rebanada de pastel de chocolate con cajeta. Ambos podrían ser muy buenos... En el momento adecuado y con un buen acompañamiento, una cerveza o un café bien cargado respectivamente. 

El amor, el amor de verdad es al que no le importa el sexo ni la adolescencia, ni la cerveza ni el pastel de chocolate con cajeta. Es ese que se entrega de verdad, el que comparte, el que da sin esperar y se alegra de recibir, es el que podría tener sexo pero hace el amor, porque es más que una actividad física compartida, es sutil y sublime, es la plática de almohada y el observar las babas secas por la mañana como si fueran una obra de arte en la cara hinchada del que todavía duerme al lado y querer quedarse.

El amor es quizá ese que te deja las mañas, que te deja la presencia de la voz fantasmagórica de aquel de la baba seca en el momento en que haces cosas del día a día como acomodar el mandado en el carrito del super o escuchar cierto tipo de música. 

Te das cuenta de qué es el amor cuando disfrutas el sexo sin amor pero lo encuentras sin sentido, porque preferirías las babas secas y las mañas y el desacuerdo.

El amor es decidir dejar ir, y que se quede. Es una elección, de compartir el silencio, la salsa de habanero y los domingos. 

El amor es un embrollo.